El amor por la medicina de Francis psicóloga egresada de la UCV, con especialización en psicología clínica en la misma casa de estudios, con pasantías en Neuropsicología en el Hospital Henry Ford de Detroit y en el Instituto de Neuropsiquiatría de la Universidad de Illinois en Chicago.
Quizás de primera mano este currículum impresione, pero saber su historia de vida y su antepasado familiar más reciente, evidencia en ella ese amor por hacer el bien a los demás, por ayudar a sanar las heridas. No en vano es psicóloga y parte de un legado familiar que ha buscado sanar la mente de otras personas.
De allí que la historia familiar de Francis Krivoy sea, por mucho, ejemplo de cómo la pérdida y el sufrimiento, pueden convertirse en una base para la resiliencia de una persona y cómo una tragedia o pérdida puede transformarse en sanación para otras personas.
Y es que como muchísimas familias judías, sus antepasados más recientes debieron huir de sus ciudades de origen por las guerras y el hostigamiento, pero cuando se narra esta dura historia de vida familiar, se evidencia una transformación de la tragedia en un bien no solo para otros judíos, sino para la sociedad.
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La guerra y persecución como marcas del destino familiar
Las raíces de Francis son dos historias familiares marcadas por la guerra. Sus abuelos paternos eran de un pequeño pueblo, que en otrora pertenecía a Rumanía: Novoselitz. De allí, en 1927 salió su abuelo hacia Venezuela, huyendo del ejército ruso. Dos años más tarde, logró sacar a su esposa y a su primogénita del país.
Estando ya la familia nuevamente reunida, esta vez en territorio caribeño, concibieron a quien fue en vida uno de los más destacados neurocirujanos venezolanos y padre de Francis, el Dr. Abraham Krivoy, quien siempre contaba con orgullo que había nacido en La Pastora, Caracas.
Por otro lado, su madre es descendiente de una familia judía proveniente de Salónica (Grecia), pero por hechos circunstanciales, su progenitora nació en Barcelona, en plena guerra civil española. De hecho, la abuela de Francis contaba que dando a luz en la clínica, cayó una bomba que destrozó un ala del edificio.
De allí, la familia tuvo un corto periodo en Francia y finalmente regresaron a Grecia, donde les tocó experimentar el horror de la Segunda Guerra Mundial. Tanto su madre como su tía, tuvieron que vivir un tiempo en un orfanato, ya que sus padres debieron huir intempestivamente y esa fue la única manera de mantenerlas a salvo.
Estando en el orfanatorio, una familia se hizo cargo de las niñas mientras que sus padres volvían por ellas. Afortunadamente, ambos padres lograron sobrevivir, pero muchos de sus seres queridos no: los nazis desaparecieron tres generaciones completas por parte de su abuelo materno.
De esa parte de la historia familiar, al abuelo materno de Francis solo le sobrevivieron dos hermanos, quienes huyeron como polizones en un barco hasta Shanghai, hasta que lograron emigrar hacia los Estados Unidos. Por su parte, la familia de su abuela materna logró establecerse en Venezuela.
Dr. Abraham Krivoy: Amor por la medicina
El Dr. Abraham Krivoy dejó un legado muy importante no solamente dentro de la comunidad judía venezolana, sino en los corazones de quienes fueron sus pacientes. Sin embargo, muchos desconocen que su vocación por la medicina y aliviar el dolor ajeno, nació de haber perdido a su madre a muy temprana edad. Debió incorporarse tempranamente al campo laboral como tallador de diamantes para poder ayudar a su familia.
Tuvo un tortuoso camino estudiantil, debido al cierre de la Universidad Central de Venezuela por decisiones políticas. Este hecho le llevó a continuar su carrera en la Universidad de Quito, en Ecuador, luego le llevó a seguir estudiando en Mérida (Venezuela) y finalmente, terminó su largo recorrido como estudiante de medicina en la Universidad Central de Venezuela.
Una vez en ejercicio de su profesión como psiquiatra, descubrió su pasión por la neurocirugía, cuando le fue solicitado su apoyo con un paciente. A partir de entonces, se empeñó en formarse como neurocirujano, y de esta manera logró llevar dos carreras que simbolizaban su interés por estudiar el cerebro humano.
Cuenta Francis que su padre en vida le hizo honor a su nombre: Abraham en hebreo significa “padre de muchos”, y en eso fue justamente en lo que se convirtió para tantos pacientes a los que ayudó en tantos años: “fue una guía, un apoyo para muchas familias”.
Una vida entera dedicada a las neurociencias
Inspirada por el ejemplo de su padre, su tío y también de sus hermanos, Francis ha seguido el camino de aprender a descifrar la mente humana y en qué manera nos afectan nuestras experiencias de vida. Según acotó, a las personas nos moldean tres elementos: nuestros genes, nuestro cerebro y el ambiente.
La neuroplasticidad cerebral es esa capacidad que tiene el cerebro de seguir generando y modificando conexiones sinápticas toda su vida, y que nos permite a las personas aprender constantemente, además de ser factor fundamental para cambiar conductas y hábitos.
Venezolanos resilientes
Francis llevó a cabo una investigación con más de 900 participantes para normalizar el test de Rorschach para la población venezolana, que permitió obtener una visión de la personalidad del venezolano, y que permite evidenciar las semejanzas y diferencias de la población venezolana con otras culturas.
Explica que el venezolano ha desarrollado una tendencia a saber de todo un poco frente a las especializaciones, porque las circunstancias le obligan a resolver: “mis padres siempre nos inculcaron que podíamos reponernos ante la adversidad y ese es un mensaje muy válido en Venezuela, donde cada día hay que adaptarnos”.
Por tanto, la familia juega un papel fundamental. Según Krivoy, los padres que enseñan a los niños a ser independientes, les están dotando de las herramientas necesarias para convertirse en adultos resilientes: un ambiente donde se reconozca la diferencia, se haga más énfasis en lo bueno que en lo malo.
Pero además de la familia, el sentido de pertenencia a una comunidad es fundamental para generar felicidad, ya que como bien señaló Francis, los jóvenes deben afianzarse en los valores que recibieron de sus padres, pues lo que importa es lo que llevamos dentro para sobrevivir a una situación de desarraigo.
Flores de Caracas: la belleza dentro del caos
La vida no es el pasado, ni el futuro, sino el presente. Saber mantener nuestra mente en ello es esencial para poder resolver de manera positiva los diferentes conflictos diarios a los que nos sometemos y así no dejarnos arrastrar por la ansiedad y la depresión, más aún en tiempos de pandemia.
Porque la belleza está ahí, justo delante de nosotros, pero pocas veces somos capaces de apreciarla… Con esa idea e inspirada en el amor por la naturaleza que sus padres inculcaron en ella y sus hermanos, Francis creó la cuenta de instagram llamada Flores de Caracas.
Por el cúmulo de problemas que vivimos en la actualidad, muchas personas jamás se detienen a disfrutar de los pequeños destellos de belleza que hay en nuestro alrededor. Flores de Caracas busca recordarles a las personas que siempre debemos mantener abiertos nuestros ojos y nuestra mente para encontrar lo que queremos.
Historias que contar con Francis Krivoy
Queremos rescatar del colectivo las memorias de personas que, con su entereza, lograron sobreponerse a muchos de los obstáculos que la vida les puso por delante… Así como la vivida por los Krivoy.
Para ella, lo más importante será la familia. El apoyo que ha conseguido de su esposo Samuel ha sido indispensable para ella desenvolverse con total libertad tanto para ser madre y esposa, así como en sus logros como profesional. Si quieres conocer más a fondo más detalles de esta historia, disfruta de la entrevista completa: