Victoria Benatar ha hecho una exitosa carrera en arquitectura de interiores fuera de su país natal, desde hace poco menos de 30 años. Egresada de la UCV en 1983, está establecida en Estados Unidos desde 1995, cuando se marchó a tomar un Máster en Diseño Urbano en la Universidad de Columbia.
De mentalidad visionaria, Victoria entendió que la informática cambiaría nuestro día a día, así que buscó aprender sobre cómo llevar el diseño arquitectónico, urbanístico y de interiores utilizando las herramientas que le brindaba esta tecnología, lo que la llevó a crear la primera página web del departamento de arquitectura de la Universidad de Columbia, así como su web personal, en un momento en el que muchos aún no lo tenían en claro.
De esa experiencia, Benatar logró establecerse como profesora de Diseño Urbano en Columbia, y más tarde en Parsons The New School for Design, en donde suma más de 25 años como parte del cuerpo académico, como la responsable de introducir a sus estudiantes en el mundo de la representación digital.
Su trabajo se caracteriza en ayudar a las personas a encontrar felicidad y bienestar en cada espacio que ella diseña, siendo su máxima preocupación el uso eficiente del mismo, lo que la ha llevado a consolidar su empresa como una de las tres firmas más destacadas en el diseño de interiores en toda Nueva York.
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Benatar Urban: con nombre de arquitecto
Una de las curiosas anécdotas que vivió Victoria al inicio de su carrera en Estados Unidos, fue la eliminación de su segundo apellido de su marca personal. ¿La razón? Las personas pensaban que su empresa era Urban Architect, así que decidió llamarse solo Victoria Benatar para evitar confusiones.
Pero esta combinación de apellidos tan particulares esconde una historia de emigración, específicamente del Tánger por y Tetuán (España), de donde venían respectivamente sus abuelos paternos Victoria y José, quienes llegaron a Venezuela alrededor de unos 80 años atrás, cuando el padre de Victoria era un niño de 9 años.
El país no era ajeno para su padre, puesto que para aquel entonces ya residían allí algunos de sus hermanos, quienes fundaron una empresa de fabricación de maletines y correas de cuero, la cual aún existe en la actualidad bajo una jerarquía completamente dirigida por hombres de la familia, a quienes Victoria admira profundamente por la capacidad de llevar la organización sin discusiones o rencillas por dinero.
Por su lado materno, la situación no fue menos fácil: vino a Venezuela procedente de Ucrania junto a sus padres, quienes huyendo de la guerra como médicos llegaron a Bélgica, en donde se les presentó la oportunidad de elegir entre El Congo Belga y la nación suramericana. Ambos, asustados ante las repercusiones que tenía el haber escapado de la Unión Soviética, decidieron irse lo más lejos posible, así que tomaron la opción del país caribeño.
Una sensibilidad social y una pasión urbanística
Victoria relata que su madre es escritora, pero también una gran admiradora del arte en general, así que sus domingos y sus viajes consistían en visitar galerías, en comprar esculturas y cuadros: “Es un legado que hoy en día valoro, porque crecer entre arte te sensibiliza”.
Desde muy pequeña, al vivir cerca al populoso barrio caraqueño Chapellín, comenzó a notar las carencias de muchos infantes, a quienes solía ver descalzos. Había algo que le hacía ruido, sabía que algo no andaba bien cuando otros niños no tenían las mismas condiciones que ella de poder calzar como corresponde.
Se considera una mujer curiosa. En algún punto de su adolescencia consideró estudiar biología, porque pensaba que allí encontraría las respuestas a todo, pero un test vocacional le señaló que era una persona con un sentido de conciencia social, así que se preguntó en qué carrera podría calzar ambas cualidades, y encontró la respuesta en la arquitectura.
Pero fue en la universidad donde entendió que toda la vida había estado metida en una burbuja, que había otras realidades, las cuales se permitía observar en silencio. Allí entendió que la arquitectura era mucho más que construir edificaciones, que era una puerta para trabajar esa inquietud social que sentía.
Una arquitecta latina en Nueva York
De entre los primeros trabajos que realizó durante sus estudios, estuvo el análisis arquitectónico de un espacio de la ciudad, y Victoria escogió el Gramercy Park, un pequeño jardín inaugurado en 1831 y al que solo pueden ingresar los habitantes del vecindario, ya que son dueños de las llaves de acceso.
Pero aquello no iba a detener a Benatar, especialmente cuando ha crecido con la mentalidad de ser latinoamericana: “no hay nada que una mujer venezolana no pueda lograr”. Con aquella astucia, pudo convencer al vigilante un señor dominicano quien accedió a dejarle tomar las fotografías.
De esa experiencia y de trabajos posteriores en arquitectura de interiores, aprendió lo relevante que es hablar español en una ciudad como Manhattan, aspecto que remarcó en su paper en aquel momento, pues considera que ser latinoamericana le abrió las puertas a conocer un mundo que es más cerrado para personas que no manejan el idioma, como pueden ser los backdoors de los edificios.
Optimización de los espacios en la arquitectura de interiores
El mundo cambia, y con ello, las necesidades de las sociedades, las cuales exigen hoy una responsabilidad social de todos para combatir el cambio climático. Benatar, quien siempre ha sido una curiosa y que en algún punto de su vida consideró ser bióloga, ha podido amalgamar ambas temáticas en su carrera: el desarrollo de espacios en los que puedan complementarse distintos ambientes en un solo lugar.
Sin sospecharlo, Victoria ya estaba trabajando desde antes de la pandemia, en crear lugares donde se pueda aprovechar el máximo, en los que una persona pueda vivir y trabajar. Para ello, utiliza materiales que toman en cuenta el cuidado del medio ambiente, y en los que la naturaleza puede integrarse, para generar bienestar emocional en quienes los habitan.
Historias que contar con Victoria Benatar
Si deseas conocer más sobre Victoria Benatar, los reconocimientos que ha obtenido en su desarrollo profesional como una arquitecta venezolana que deja en alto el nombre de nuestro país, así como el resto de anécdotas increíbles que compartió con nosotros, te invitamos a disfrutar de la entrevista que nos concedió en nuestro espacio de cada domingo: Historias que contar.
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